Anna Ferrer (Menorca, 1993) canta, compone y recompone canciones de otros tiempos. Cuida y selecciona la canción de raíz popular, desmitificándola y haciéndola universal. Así es como sus músicas se inspiran en la tradición, mientras evolucionan hacia sonoridades propias atravesadas por sintetizadores.
Sus dos primeros trabajos personales, Tel·lúria (2017) y Krönia (2019) —junto a la colaboración con artistas como Marco Mezquida, Eliseo Parra, Clara Peya, Silvia Pérez Cruz o Clara Fiol y, anteriormente, su participación como vocalista en la OMAC o Coetus— le han servido como vía de exploración para desacomplejar su canto: inseparable de una herencia musical que cultiva desde los tres años, ha rehecho todos los moldes de las jotas, los boleros y los romances, y los ha liberado del paso del tiempo.
Este aprendizaje desemboca en Parenòstic, título de un directo estrenado en solitario en 2021 que ha llegado hasta Londres, Marruecos, Italia y Perú, con más de medio centenar de conciertos. Un directo hipnótico dirigido y digerido por Niño de Elche.